Existen en mi mundo muchas latas que están aún vírgenes de sangre humana…
Recuerdo la primera vez que chorreaba sobre mi fría y oxidada tapa, tan espesa como uno de esos días en los que las personas de verde nos recogían a todas y nos apiñaban en el camión…
Podría parecer que me regodeo en el viscoso líquido rojo, pero llegaríais a una concusión errónea… no es rojo. Su color, es el color de la vida. Y su sabor… su sabor… ¿os habéis puesto en la lengua alguna vez una pila y habéis sentido y saboreado ese desagradable cosquilleo que no podéis dejar de desear…?
Existen en mi mundo muchas latas que están aún vírgenes de sangre humana… Yo ya no soy una de ellas…
¿que por qué me gusta que la gente se corte con mi frío metal?… mmmmm…. ¿te he preguntado yo alguna vez por qué se te ocurre abrirme con ese maldito abrelatas?