“Somos humanos, y como no podemos cambiar nuestra humanidad, queremos cambiar las situaciones inhumanas” es el lema de las protestas.
Desde el sábado 22 de junio, en el Centro de Munich, en la Plaza Rindermartk, se declararon en huelga de hambre alrededor de 60 solicitantes de asilo. Han dado al Gobierno Alemán un ultimátum de 3 días en el cual se pide, entre otras cosas, su reconocimiento como perseguidos políticos (refugiados políticos) en virtud del artículo 16A de la Constitución alemana.
Después de 3 días de huelga de hambre, el gobierno alemán no ha tenido ninguna reacción, y desde el martes 25 de junio, se declararon en huelga de hambre y sed (sin ingerir bebida ni comida alguna). En esta huelga de hambre y sed permanecen entre 50 y 55 personas de diferentes países sobre todo de Asia y África, mujeres y hombres, de diferentes edades. Ayer, 27 de junio, fueron trasladadas al hospital alrededor de 20 personas. La mayoría regresaron y continuaron la huelga. De momento no hay ninguna acción clara por parte del Gobierno alemán, teniendo en cuenta que cada minuto que pasa puede ser fatal para estas personas.
La respuesta del ministro de interior de Baviera, Joachim Herrmann (CSU), fue “el chantaje como medio, para conseguir el derecho de asilo, es totalmente indiscutible” (Süddeutsche.de).
Esta acción se produce en el marco de las protestas que se desarrollan en toda Alemania, sobre todo en la región de Baviera, que tuvo como inicio el suicidio del iraní Mohammad R. en Würzburg, en enero de 2012. Según el portavoz de los refugiados, Ashkan Khorasani , se pide a parte del reconocimiento del estatuto de refugiados políticos según el artículo 16A de la Constitución Alemana, también la anulación/abolición de la obligación de quedarse alrededor de las residencias para refugiados (Residenzpflicht) que son determinadas unilateralmente por las autoridades, y la erradicacion del antagosnismo ciudadano- no ciudadano (“Citizen- Non Citizen”).
Los procesos de reconocimiento de asilo pueden durar años, tiempo en que las personas viven como en cárceles abiertas donde a parte del aislamiento, carecen de la mayoría de los derechos ciudadanos: no tienen derecho ni a trabajar ni la libertad de moverse fuera del centro de refugiados en un radio determinado.
Desde ayer, jueves 27 de junio, se unieron a la huelga de hambre 12 personas, con edades entre 22 y 33 años, parte de ellos con pasaporte alemán y otros con derecho de residencia en Alemania.
Alina Camelia Stroiu