En muchas ocasiones, demasiadas, el alma de las naciones se forja en el fuego de la guerra y se templa con la sangre de sus gentes. Ejércitos que se enfrentan, campos de batalla sembrados de cadáveres, banderas y estandartes que caen o se mantienen, han configurado las fronteras y el devenir de los pueblos. Y dentro de la dinámica de la guerra, si hay un momento en el que el martillo de la Historia percute con más fuerza aún, es cuando una plaza o ciudad es asediada. Cuando la guerra no se queda en una lejana planicie, si no que llega a la puerta de nuestras casas. Cuando la batalla no acaba con la caída de la noche o una victoria clara sino que se prolonga durante días, semanas, meses… ¡años! De eso y de mucho más vamos a hablar hoy junto a José Luis Garrido intentando abarcar y explicar todo lo posible del difícil manejo de la poliorcética: el arte de atacar y defender las plazas fuertes. Tomad posiciones, comenzamos.